Es el período comprendido entre la gestación y los 5 años de edad, así desde que ese nuevo ser es pensado en la mente de sus progenitores, se comienza a escribir su historia. Cuando nace, lo primero que necesita el bebé es que sus cuidadores vean sus necesidades y sepan contenerlos y ayudarlos en el camino no siempre fácil de la adaptación a los nuevos estímulos.
¿Cuál es el objetivo de la psicología de la primera infancia?
La psicología Clínica en esta etapa pretende evaluar y detectar de manera precoz cambios o problemáticas anómalas que surjan en el desarrollo del
infante.
En la primera infancia debe ser estudiada la relación con los cuidadores, quienes van moldeando a veces sin saberlo, ni ser conscientes de ello, la
vida y la salud de los niños.
Esta etapa inicial marca la vida humana posterior, de aquí depende el crecimiento, evolución y desarrollo.
El primer contacto y aprendizaje de las personas durante la primera infancia está determinado por la calidad de la relación con la madre o cuidadora.
Los sucesos traumáticos que se producen durante la infancia, pueden conllevar graves alteraciones en el desarrollo posterior.
En la actualidad está comenzando a cobrar importancia el cuidar los primeros años de vida. Es así como se introduce el psicólogo de la primera
infancia, al comenzar a considerar a los bebés como personas, con derecho a acceder a la salud mental y procurar que los cuidadores regulen de
manera positiva sus estados emocionales.
¿Por qué es importante la evaluación, diagnóstico y psicoterapia en preescolares?
-La gran importancia de acudir con nuestros hijos pequeños a evaluación psicológica radica en que mientras antes se detecten las posibles dificultades más fácil será la superación y mejor será el pronóstico y la prevención de patologías más severas.
-El psicólogo preescolar aprende y conoce a su paciente a través de juegos y de la observación de la relación que el niño establece consigo mismo y con sus figuras significativas.
-Finalmente el psicólogo entregara a los padres herramientas para el manejo de las conductas de sus hijos, así como si fuese necesario sesiones padres-hijos, que permitan crear una relación cercana con los menores.
– Generar en los cuidadores la capacidad para pensar en torno a los estados mentales del niño como sus emociones, necesidades, deseos, carencias,
cogniciones, etc.
– Revisión del funcionamiento familiar, antes de que ciertas formas de relacionarse puedan dañar la salud mental del niño.
Señales de alerta: ¿cuándo consultar?
Dificultades para dormir, pesadillas
Aumento o disminución del apetito.
Dificultad para centrar la atención.
Llanto fácil
Dificultad para respetar límites
Aislamiento de figuras cercanas
Dificultades de Separación
Rechazo a uno de los padres
Agresividad
Dificultad de relación con los pares
Separación de los padres
Incapacidad para jugar
Temores significativos
Baja tolerancia a la frustración.
Pataletas
etc.
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